Alpes 2002

LOS ALPES FRANCESES 2002

GLANDON, CAHUSSY, LA MADELEINE, TELEGRAPHE, GALIBIER, ISERAN, ALPE D ‘ HUEZ, LA CROIX DE FER Y LES LACETTES.

Con la experiencia de años anteriores en el año 2002 nos proponemos afrontar algo mucho más grande, 10 días en los Alpes Franceses.

Y allá que nos vamos. Carlos, Angel, Carlos Andrés, Ivan, David, Alex, Alberto, Álvaro, Conchita, Ton, Mari Carmen, Iruchi, Tina, Alfredo, Rosa, Juan Carlos, Marí Mar, Felipe, Susana, Ramón, Isa, Fran, Grisel, Mauro y Merce. Partimos el viernes 16 de agosto por la noche en dirección a Saint Jean de Maurienne en un autobús de Roces.

Llegamos a Saint Jean el sábado por la tarde al Hotel de L’ Europe. Bajamos las maletas y las bicicletas y damos un paseo por el pueblo, pequeño y tranquilo.

El Glandón

Al día siguiente, domingo 18 de agosto recibimos la desagradable sorpresa de que han robado una bicicleta del almacén del hotel. El dueño se desvive por solucionar el tema y, después de una visita a la Gendarmería, acometemos la ascensión del primer puerto, El Glandón, duro y largo, con carretera estrecha donde Moisés, nuestro chofer, empieza con su recital de conducir.

Coronado el Glandon continuamos hasta la Croix de Fer donde realizamos algunas fotos espectaculares.
Grupo con Las agujas de L'Arvan
Bajamos en dirección a Alviez le Vieux, un pequeño pueblo de montaña, y sus vecinos salen a las ventanas para ver pasar al autobús, ¡ que grande eres Moisés !, ya que según uno de ellos nunca habían visto un autobús de ese tamaño llegar al pueblo por donde nosotros lo hicimos.

Al día siguiente afrontamos la ascensión del Chaussy y La Madeleine.

El Chaussy es un puerto desconocido pero precioso, con más de 1500 m de altitud, que tiene en su cima una pequeña capilla y que enlaza con La Medeleine por una carretera estrecha que discurre entre bosques de pinos.
Grupo en la Madeleine
Finalizando el descenso del Chaussy nos confundimos en un cruce y ascendemos La Madeleine por una pista forestal, que supera la cima del puerto y tenemos que descender para llegar a ella. Ya somos todo terreno y lo más importante, lo que nos reímos con la historia.

Otro día más 20 de agosto, y hoy toca el más grande, el Galibier.Col du Galibier

Salimos de Saint Jean y después de coronar el Telegraphe, con una demostración impresionante de Mauro, vamos en busca del Galibier. Es un puerto tan apetecible que hasta David se anima con la bicicleta de montaña. La subida es una pasada, con paisajes espectaculares, casi lunares en algunas zonas, con morrenas de glaciares y cimas altísimas a tu alrededor.

Grupo en el GalibierCada uno va a su ritmo, David y Alberto controlando para intentar llegar y el resto como puede para llegar antes que algunos.

Todos vamos llegando, Alfredo y Alex nos ven llegar poco a poco, y para rematar un sprint terrible de Iruchi con una morrongera que casi lo supera en el tramo final. Y, al igual que en el año 1999, que frío hace.

Angel comiendo su bocadilloComienza a caer agua nieve y, después de unas fotos, una bajada terrible entre el agua y el frío y parada a comer en Valloire.

¡Que bocadillo el de Angel¡
Otro día, otro puerto, El Iseran.

Cogemos el autobús y nos dirigimos a Lanslebourg para iniciar la ascensión del Iseran, el paso de montaña más alto de Europa.
Subimos a la bicicleta y se respira un ambiente de ganas de cachondeo. Y menudo cachondeo.
Se escapan, a lo tonto, Ton, Mauro y Felipe, a los que siguen, intentando conectar, Fran y Ramón.
Con el paso de unos kms Fran y Ramón son alcanzados por el resto y empieza una persecución de locura, encabezada por Alfredo, en los 10 Km de llano que hay hasta iniciar la subida en el pueblo de Bonneval.
La persecución finaliza en el mismo pueblo y en el momento del reagrupamiento a uno de los escapados se le ocurre decir “ ahora a subir tranquilinos eh”, lo que da lugar a un ataque automático de otro de los perseguidores que desarma la bolera y cada uno a su ritmo hasta coronar el Iseran.
En la cima, nieve a tus pies y un paisaje fuera de lo normal, espectacular.
Vista desde el Iseran
En el descenso, ya en el autobús, vemos marmotas corretear por las laderas, y cascadas de agua preciosas. Para comer decidimos acercarnos al lago de Mont Cenis, otro sitio precioso, donde después de la paliza de la mañana, algunos valientes deciden seguir pedaleando en unos patines de agua y, a la hora del café, se prepara un pequeño motín por la escasa calidad del producto preparado por las parientas.
Grupo en el Lago de Mont Cenis
El tiempo se nos va agotando y nos queda el otro mito, Alpe D ‘Huez.

Grupo en Lautaret
Salimos en autobús de Saint Jean subimos el Galibier, otra lección de Moisés, y al llegar a la cima, para cruzar por el túnel, se hacen apuestas sobre si pasa el autobús o no. Moisés dice que sí y eso va a misa. Enfoca la boca del túnel y ¡entró, entró!. Para dar una idea del tamaño basta decir que las puerta del autobús, una vez dentro, no se podrían abrir. Es el primer túnel con puertas de madera que vemos.

Descendemos el Galibier y desde Lautaret partimos hacia Alpe d’ Huez, son casi 50 km de descenso, con algunos túneles y en uno de ellos se le encabrita la bicicleta a Ton y esta a punto de darle un disgusto.

Llegamos a le Bourg d ‘Oisans, terreno conocido por la escapada de hace años, y comienza la ascensión, con la repetición de la jugada por parte de Mauro y ¡a joderse tocan!.
Grupo en Alpe D´Huez Se sube Alpe D´Huez en un día precioso, con paisajes espectaculares. Todos vamos llegando la cima, con ataques traidores sobre la misma línea de llegada y con juerga por todo lo alto.
Comemos en el corazón de la estación, al lado de un pequeño estanque donde el chorizo y el jamón español, acompañado de buen vino, demuestra que no es necesario el dopaje para superar estas montañas.
Regresamos hacia Saint Jean por la Croix de Fer, donde podemos apreciar la presa de la Gran Maison, hecha con tierra, y bajamos por el Glandon, donde los gritos de la parientas en algunas curvas son tan espectaculares como el paisaje y eso que Moisés les decía que todavía faltaban unos centímetros para que la rueda perdiera contacto con la carretera.

El último día.- La Croix de Fer

Dado que el inicio de la subida estaba justo al lado del pueblo decidimos dejarlo para el último día.
Amaneció lloviendo pero nos dijeron en el hotel que pararía rápido como así fue. Ese día subimos con unos cicloturistas franceses con lo que habíamos contactado a través de internet.
La subida fue muy tranquila, por una carretera que estaba en obras y, ya nos preocupamos bastante, Mauro no se perdió.

Grupo en la Croix de FerTodos coronamos la cima y, después de una fotografía para el recuerdo con los franceses iniciamos el descenso por el Glandon.
Todo iba normal hasta que a Carlos Maneiro se le ocurre decir que va para Hospital de Órbigo y sale disparado.
Los franceses alucinan, pero nosotros les decimos que toca correr y se arma una de a kilo. Como sería que Felipe, de tanto meter tuerca, pierde hasta los piñones.
Iruchi y Mauro hacen una entrada en Saint Jean de tal calibre que en las zonas de curvas se movían hasta las mesas de las terrazas. Impresionante.

¡ Que locos están estos españoles ¡ debieron de pensar.

Pero les debimos de caer bien porque tienen previsto devolvernos la visita este año. Aquí, en tierra conocida, que se preparen.

El sábado, Mauro, Ramón y Fran, que no habían tenido suficiente, madrugaron y se fueron a subir Les Lacettes, un pequeño puerto con multitud de curvas que está cerca de Saint Jean.

Ese día partimos hacia Trasona donde llegamos el domingo de madrugada después de sufrir como chofer al cafre que sustituyó a Moisés desde Irún.

Gracias a las gestiones del propietario del Hotel, la bicicleta robada llegó a poder de su dueño en el mes de diciembre, en impecable estado.

[Inicio]